El ritmo de la vida
La vida transcurre sin esperar a que podamos resolver nuestras complicaciones, nuestros
problemas, a una paso acelerado cuando necesitamos tiempo y de manera parsimoniosa en
los momentos que necesitamos que vaya con velocidad.
Si decimos que es un problema todo aquello que nos cuesta trabajo resolver, descifrar,
mencionar o definir; ¿la vida es un problema? ¿Qué pasa si nos equivocamos de respuesta a
esta cuestión?
Sencillamente estas respuestas se observan día a día en los diferentes medios de
comunicación: suicidios, crímenes, por solo citar, unos cuantos caminos erróneos por los
cuales los seres “concientes” prefieren seguir; otros sin embargo, se beben su melancolía,
amargura de su vaso de pesares, y allí se quedan, con sus pensamientos brumosos y su
naturaleza indefinida.
Tomemos en cuenta la ambiente humano de por sí, ¿qué somos en el universo?, en el mar
extraigamos de su lugar un granito de arena. ¿quién se dio cuenta de que se disminuyó la
extensión de las playas del planeta? Creo que ni uno mismo.
Es que eso somos, un granito de arena en la vasta playa, pero no nos parecemos en nada en
cuanto a su objetivo. Ellos solo forman parte de una amplísima extensión y nada más,
nosotros no, nosotros tenemos un ritmo que seguir durante la vida.
Cada paso dado implica algo, ganas, deseo o voluntad, cada ruta tomada conlleva decisión
y cada dirección seguida tiene un porque: lograr algo.
Un ser vivo por intrascendente que sea manifiesta en su accionar decisiones, sean estas por
instinto, cuanto más aún los privilegiados de la escala zoológica. Nuestro ser lleva dentro
de sí una aldaba misteriosa con algo en su interior: el pensamiento. Hecho para servirnos y
que está bajo los mandato de la conciencia y la voluntad. Si se maneja así estamos en buen
sendero.
Si ubicamos correctamente nuestros pensamientos en tiempo y espacio, nos daremos cuenta
de que la cadencia de la existencia no va graduada, es irregular y así como los caminos
formados en las laderas de una montaña por impetuosas lluvias y potentes vientos.
Saber vivir no implica estar vivo, saber vivir es algo más extenso y de significado tan
complejo, que ciertas veces pienso que pierdo el tiempo al intentar entenderlo...
El ritmo de la vida se lo entiende a plenitud justo antes de la muerte...
problemas, a una paso acelerado cuando necesitamos tiempo y de manera parsimoniosa en
los momentos que necesitamos que vaya con velocidad.
Si decimos que es un problema todo aquello que nos cuesta trabajo resolver, descifrar,
mencionar o definir; ¿la vida es un problema? ¿Qué pasa si nos equivocamos de respuesta a
esta cuestión?
Sencillamente estas respuestas se observan día a día en los diferentes medios de
comunicación: suicidios, crímenes, por solo citar, unos cuantos caminos erróneos por los
cuales los seres “concientes” prefieren seguir; otros sin embargo, se beben su melancolía,
amargura de su vaso de pesares, y allí se quedan, con sus pensamientos brumosos y su
naturaleza indefinida.
Tomemos en cuenta la ambiente humano de por sí, ¿qué somos en el universo?, en el mar
extraigamos de su lugar un granito de arena. ¿quién se dio cuenta de que se disminuyó la
extensión de las playas del planeta? Creo que ni uno mismo.
Es que eso somos, un granito de arena en la vasta playa, pero no nos parecemos en nada en
cuanto a su objetivo. Ellos solo forman parte de una amplísima extensión y nada más,
nosotros no, nosotros tenemos un ritmo que seguir durante la vida.
Cada paso dado implica algo, ganas, deseo o voluntad, cada ruta tomada conlleva decisión
y cada dirección seguida tiene un porque: lograr algo.
Un ser vivo por intrascendente que sea manifiesta en su accionar decisiones, sean estas por
instinto, cuanto más aún los privilegiados de la escala zoológica. Nuestro ser lleva dentro
de sí una aldaba misteriosa con algo en su interior: el pensamiento. Hecho para servirnos y
que está bajo los mandato de la conciencia y la voluntad. Si se maneja así estamos en buen
sendero.
Si ubicamos correctamente nuestros pensamientos en tiempo y espacio, nos daremos cuenta
de que la cadencia de la existencia no va graduada, es irregular y así como los caminos
formados en las laderas de una montaña por impetuosas lluvias y potentes vientos.
Saber vivir no implica estar vivo, saber vivir es algo más extenso y de significado tan
complejo, que ciertas veces pienso que pierdo el tiempo al intentar entenderlo...
El ritmo de la vida se lo entiende a plenitud justo antes de la muerte...
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